Sobre las proyecciones

La definición simple de lo que es una proyección en Gestalt es poner en el otro algo que es mío. Generalmente cosas que no me gustan de mí.

Con esa definición ya puedes comenzar a trabajar en ti y yo podría dar por zanjado el blog de hoy.

Hoy me apetece hablar de las proyecciones porque es algo que ha estado muy presente en mi vida últimamente, además que es un mecanismo de evasión que me resulta curioso por su forma de falsa máscara.

¿Por qué digo que es una falsa máscara? Porque con las proyecciones evitamos contactar con nosotros, y justificamos nuestras acciones con » algo del otro, cuando en el fondo es algo nuestro.

Un ejemplo puede ser un conflicto que termina en gritos y tachando a la otra persona conflictiva. Lo que sucede en este caso es que estamos proyectando en la otra persona nuestra propia torpeza relacional. Ante la falta de herramientas para gestionar la situación de manera diferente, tachamos a la otra persona de conflictiva, cuando en realidad el conflicto está en uno mismo, en la propia incapacidad de responder de forma distinta a la situación.

Ponemos en el otro nuestra frustración, nuestra torpeza o nuestra rabia, porque es más fácil decir no se puede hablar contigo que entrar en uno mismo y checkear con qué conectamos a la hora de afrontar en ese conflicto que nos está limitando la experiencia de probar algo diferente.

Otra forma de proyección puede ser estar hablando de algún tema sensible con alguien, de algo difícil que nos pone vulnerables, y que para finalizar la conversación digamos no te quiero molestar más con mis rollos, cambiemos de tema.

En este caso la proyección es una afirmación de la incomodidad de la otra persona al oír lo que tengo que decir.

En situaciones así, la propuesta es frenar antes de pronunciar esas palabras, y respirar a ver cuánto de eso hay en mí, porque seguramente mi propia incomodidad sea mayor que la de la otra persona al escucharme y, por tanto, me resulta más apropiado decir «Ha sido suficiente por ahora, prefiero no seguir hablando porque me empiezo a sentir incómodo» De esta forma, soy plenamente responsable de mi situación, y me abstengo de responsabilizar a los demás de todo aquello que me pase.

Las proyecciones están presentes en todos, y son un trabajo sumamente interesante en el amor, la amistad, la familia, o cualquier relación que tengamos en nuestra vida.

¿Cuánto de mí pongo en el otro?

¿Cuánta responsabilidad evado al hacerlo?