Sobre la autoconfianza

La confianza en uno mismo no es algo dado por naturaleza. Es algo que se trabaja a diario y con tiempo. Una persona no es valiente porque nació así, ni confiada por genética. Una persona valiente y confiada lo es porque día a día, desde hace años, se enfrenta a riesgos cotidianos con miedo, los supera y aprende. Cada riesgo superado engrandece nuestro corazón.

Un niño, cuando tiene que enfrentarse a subir un árbol difícil, lo hace por experiencia en vez de valentía y seguridad. Es la experiencia quien fortalece esos atributos en el niño. Ese niño es consciente que si se cae, resbala o da un paso en falso, se puede hacer mucho daño, y sube el árbol de todas formas, pues su valentía y su seguridad son hechos probados por su propia experiencia. Nadie sabrá mejor que ese niño cómo subir ese árbol, al igual que ese niño no sabrá hacer la labor de un herrero a menos que se entrene para ello.

Seguramente ese niño comenzó subiendo árboles de 1 metro, los cuales, en aquel entonces, eran su límite. Ese tipo de árboles era el más complicado que ese niño conocía, y solo gracias a que subió muchos árboles de 1 metro, pudo pasar a los de 2, 3, 4, 5 y así hasta que él encuentre su altura límite. Existió un momento en el que cada altura nueva suponía el mayor reto al que se enfrentó ese niño. ¿Cuántos árboles no ha podido subir ese niño, hasta subir el que todos vemos?

Esto aplica para todas las áreas de nuestra vida. Cuanta menos experiencia tenemos en un ámbito, más de valientes nos parece avanzar en ese camino, y se nos suele olvidar que el primer paso es siempre el más difícil. Si buscas trabajo,  te consideras una persona vergonzosa y con pocas habilidades sociales, si te cuesta hacer deporte o comer sano. Da el primer paso. Fracasa. Vuelve a intentarlo. Es lo más difícil.

En este punto podemos observar una verdad intrínseca de la naturaleza misma, y es que no se puede cosechar el campo haciendo la siembra a deshora. Todo en la vida tiene un ritmo que debe ser respetado. Lo más importante a desarrollar la actitud de la constancia. Encontrar el fino equilibrio entre intentarlo hasta el final y evitar caer en el paradigma de la causa perdida.  

El primer paso, en todo lo que desees hacer en tu vida, siempre será el más complicado. Imagínate que eres vendedor. Cuanto en más puertas pares para enseñar tu producto, más te enfrentarás a las negativas que la vida trae consigo. Aprende de los no y encontrarás el sí, deja de intentarlo y repetirás el mismo proceso en un ámbito diferente de tu vida.