Los 3 pilares del bienestar

Claudio Naranjo dijo Entrégate a la desazón y al dolor de la misma manera en que te entregas al placer. No limites tu conciencia y más de acuerdo no puedo estar.

El dolor puede ser tanto nuestro aliado como nuestro enemigo. El dolor mueve masas, despierta el amor en nuestro interior, nos lleva a abrir la mente o a cegarnos con tal de no sentirlo. El dolor siempre está ahí.

No considero que el dolor sea la fuente de la que nace el amor, el valor, la honestidad, el respeto o la responsabilidad, sin embargo es algo que suelo tener presente en mi vida, y que me ayuda a encontrar un foco. Aún así sí que creo que todo está entrelazado, y que todo tiene un poquito de todo.

Esta pequeña introducción es necesaria para lo que viene. Sin el dolor y el inmenso espectro de vivencias que trae consigo, jamás habría llegado a darme cuenta de los pilares fundamentales que sostienen el bienestar en mi vida y que realmente me importan, los cuales quiero compartir a continuación.

Primer pilar: la Emoción

El primer pilar fundamental para mí es la emoción. Me considero un chico con unas emociones muy vivas. Vivo mi vida emocional de forma muy intensa, siendo mis emociones un motor fundamental para nutrirme en mi día a día y seguir avanzando en mi camino.

En los días actuales siento que hay una supresión inmensa a la emoción, incluso lo noto en mí cuando dejo de respirar lo que me pasa. A veces tengo la sensación que atender las emociones propias y los mensajes vitales que traen con sigo fuera una nimiedad entre tanto movimiento diario. La mejor forma que conozco de cuidar mis emociones es mirarlas de frente, a los ojos, mirar mi alma y dejarme estar con todo aquello que me pasa.

En el momento que detecto una necesidad profunda de huir de ciertas situaciones, me doy cuenta de que me estoy peleando conmigo por cómo me estoy sintiendo, y es justo en ese momento donde más necesito dejarme estar con mis emociones para poder apoyarme en ellas y darme un espacio en el mundo. Mis emociones contribuyen a darme yo una voz en mi entorno, porque si yo no lo hago nadie lo hará.

Por eso cada día me gusta más el teatro. Es emoción cruda, expresión en todos sus sentidos. Es dar espacio al interior, al alma, y dejar que suceda en escena lo que tenga que suceder, porque precisamente es lo que debía suceder en ese momento. Cada función, improvisación, movimiento, es único en sí e irrepetible. Y el motor de todo eso es la emoción, aunque la emoción sea no sentir nada, vacío puro.

Segundo pilar: el Físico

Sin duda alguna mi cuerpo es mi mayor compañero de vida, es la agrupación molecular más fiel a mí que podré encontrar jamás en el mundo. Esté donde esté, estoy conmigo. Pasa lo mismo con las emociones.

Siento que cuerpo y emoción van de la mano, no son el uno sin el otro. Si no escucho mis emociones, mi cuerpo me pedirá que las escuche, y si me quedo enganchado en una emoción, es mi cuerpo quien me pedirá un descanso.

Asimismo, el cuerpo no es solo la carne y el hueso. El cuerpo son bacterias, moléculas, es energía y emoción. El cuerpo es contacto y cariño también. Los abrazos, las caricias, las miradas, los automasajes, el entrenamiento, la dieta. Todo forma parte del cuerpo, y todo, en mayor en menor medida, afecta a nuestro estado corporal.

Cada uno somos responsables de nuestro propio cuerpo. Es mi responsabilidad la forma en la que me muevo, el ejercicio que hago, y el estado de salud en el que me halle. A mí no me gusta el gimnasio, a mí me gusta el bosque, la montaña, el aire fresco, por lo que yo entreno subiendo árboles, haciendo dominadas en las ramas, flexiones donde pille, y respirando y escuchando qué tipo de movimiento necesita mi cuerpo para liberar tensiones.

Tampoco me ciño a una dieta en concreto, exploro, veo qué le va mejor a mi digestión más allá de lo que puedan decir los científicos, y a base de probar me he ido dando cuenta que digiero mejor unos alimentos que otros. Por una cuestión de energía y pesadez post comidas he dejado atrás unos alimentos y me centro en ingerir otros, y así vivo conmigo, explorando cuáles son las formas que me hacen sentir mejor en esta relación de toda mi vida conmigo.

Tercer pilar: la Economía

Llevo un tiempo dándole vueltas a este tercer pilar. En ocasiones no me encaja con el concepto de pilar fundamental para el bienestar porque me sale mi lado más austera y encuentro diversos argumentos para justificar que no necesito mucho dinero para vivir, y que puedo dormir donde sea y comer lo que sea.

De igual forma, llevo mucho tiempo ordenando mis finanzas personales y, aunque todavía no tengo el capital que deseo tener, sí que me siento mucho más libre financieramente respecto a cuando cobré mis primeras nóminas.

Esto lo he notado en mis emociones y mi cuerpo.

El primer paso que di para mejorar mi economía fue comprarme una libretita de bolsillo. Era realmente minúscula, y la llevaba de arriba a abajo apuntando todos mis gastos. Fue hace unos 2 años, y realmente pude poner consciencia en ese momento de que el dinero no se me esfumaba por arte de magia, sino que me lo gastaba sin control en cosas que en su mayoría eran innecesarias.

Por tanto, el primer paso para conseguir la libertad financiera es tomar consciencia de dónde va destinado el dinero que genero. Comencé con una libreta y, gracias a mi hermana que es una crack, ahora me organizo las finanzas con un Excel automatizado.

La libertad no la he conseguido por ganar mucho dinero, porque mis ingresos son casi siempre los mismos, la libertad está en saber que tengo un plan, un compromiso económico conmigo mismo, un proyecto que seguir y unos objetivos que lograr. Poder ver dónde van destinados mis ingresos, me permite trazar un plan de acción para los objetivos económicos que tenga en los próximos años, ya sea pagarme los estudios, irme de viaje o mudarme, y la paz mental que me da tener esa estabilidad financiera es algo que agradezco profundamente.

Por tanto, para mí, la educación financiera es un pilar fundamental de mi bienestar general.

¿En qué gastas tu dinero?


Gracias por leer,

Salud y prosperidad.